Puedo observar con asombro lo que es, y saber en lo que se convierte.
Puedo observar con toda mi inquietud esa calma que no es,
esa calma que dejará de ser.
Observo sin poder atender a la razón, solo miro, y me cuesta ver el ahora, lo que sucede, lo que no hay, lo que está vacío.
Sin poder evitarlo proyecto la imaginación de lo que sé que sera: un inquietante y desagradable atropello.
Deseo permanecer aquí, en este rincón donde nadie puede verme, y dejar pasar el tiempo tan rápido que no pueda verlo.
Son como fantasmas bailando encima de la arena.
Tan veloces que no consigo ver quíenes son, no los conozco, y no me conocen.
En este rincón los observo, pero desaparecen como el viento,
y quizás después pueda ver la calma que en realidad hay.
Cuando no están yo soy el fantasma, y ellos se convierten en promesas de una felicidad prometida.
2019
promesas
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